Texto escrito por Maria Cecília de Rosas no Congresso ” Senderos del Psicoanálisis” – Mendoza, Maio 2024.

Cuando fui convocada a presentar este libro, me entusiasmé rápido con la idea, era algo distinto, pensé que me iba a resultar de fácil lectura, no era un libro netamente psicoanalítico, aunque luego descubrí que ¡es profundamente psicoanalítico! Y el autor es el marido de una querida amiga, no iba a negarme.

Héctor me lo hizo llegar en dos días y me sumergí en la lectura con entusiasmo, a medida que avanzaba en él, mi interés por continuar la lectura iba en aumento, ya que es de fácil y entretenida lectura y mucha profundidad.

Es una excelente expresión de la importancia de poder integrar los saberes intelectuales con la capacidad afectiva y existencial de una persona.

Una convicción que tengo es que la elaboración del Edipo que alcanzamos es la base sobre la que se asienta nuestra emocionalidad, vida afectiva e intelectual. Un Edipo logrado permite la discriminación, la aceptación de las diferencias y la integración. Entonces de acuerdo al estado mental que predomina en nuestra mente, es la forma en que nos movemos en este mundo y podemos integrar los aspectos intelectuales y afectivos. Para Héctor en otras palabras creo que también, ya que considera que “pensar en la perspectiva psicodinámica puede abrir puertas para la transformación cultural”. Para esta transformación no alcanza el empeño, sino que hay que promover la movilización emocional. Hablamos de procesos de transformación que van desde lo más interno a lo externo, que requieren trabajo profundo y tiempo y sobre todo un trabajo orgánico en equipo.

Héctor nos muestra de manera muy clara y vívida, ya que es un conocimiento que se desprende de su experiencia, como la gerencia sin catástrofe depende del “ser y hacer”, “sentir y pensar”.

La importancia que tiene en las funciones gerenciales, el cómo se piensa a la organización y la amplitud que se tenga en la mirada, va influenciando la manera en que se ejerce el liderazgo. “La capacidad de ver oportunidades a futuro en lugar de centrarse en ambiciones de corto plazo”.

Tiene frases que esconden una gran sabiduría, la manera en que vemos a nuestros colaboradores genera en gran medida su forma de actuar. Si les pedimos ideas, seguramente las ofrecen, pero si ponemos en énfasis en sus limitaciones, seguramente interferiremos en sus capacidades y terminaremos ejerciendo el rol con un autoritarismo centralizador. Nos dice: “Las personas establecen una relación emocional de afecto con las ideas que son capaces de producir, se identifican con ellas y al mismo tiempo fortalecen su identidad”. Qué importante resultan estas reflexiones para lograr que las personas se sientan parte, quieran aportar a las instituciones, o como se dice, se pongan la camiseta.

Hay párrafos que quisiera reproducir textualmente en relación de la importancia del convencimiento del líder: “El lenguaje del convencimiento es recíproco y se manifiesta a los ojos de ambos, emisor y receptor: se expresa en términos de relación humana, que trasciende la lógica. El convencimiento nace y se mantiene solamente cuando está afirmado en una relación de respeto y confianza. ¡Cómo podemos pensar en llevar adelante una Institución sin el cuidado de los vínculos!

Hace también hincapié en la importancia de capacitar y empoderar a los subordinados para que aprendan a evaluar y decidir por ellos mismos. ¿No son estas también ideas directrices necesarias para el desarrollo de las Sociedades Psicoanalíticas? Debemos luchar con una fuerza opuesta que se mueve por una fuerza interna que dice que es más fácil cumplir que decidir.

Héctor nos lleva por un sendero muy fértil, el de su crecimiento profesional, junto a su madurez personal y la de los miembros con los que colabora en grandes empresas de una manera profunda y creativa.

Puedo decir que es una enseñanza de vida, ya que nos acerca a la idea de que la fuente y causa de nuestros errores está en gran parte en nosotros mismos, sin que seamos conscientes de ello. Nos invita a reflexionar sobre cómo sin darnos cuenta somos parte de aquellas situaciones que nos generan sufrimiento, desesperanza y descrédito por las metas que nos proponemos.

Es un ejemplo de lo que pensadores como Bion, Morin nos dicen sobre lo que significa saber vivir, una aventura que conlleva incertidumbres siempre renovadas. Para enseñar entonces a vivir y afrontar los inconvenientes, no se trata de tener sólo más conocimientos sino de aprender a afrontar la incertidumbre, la duda y los riesgos. Héctor profundiza de manera experiencial en lo que Bion denomina la capacidad negativa. La impredictibilidad está en el corazón mismo de cada decisión que tomamos, cada acción que realizamos, de allí la importancia de la fe y el coraje para emprender nuevos caminos.

Vemos un claro ejemplo de la necesidad del ser humano de comprender y ser comprendido. Y comprenderse a uno mismo de manera profunda como base para comprender a otros. Todos conocemos de los mecanismos de defensa que nos llevan a distorsionar, negar, proyectar afuera lo que nos duele. Hay en el ser humano, aunque no parezca evidente, una necesidad de escapar de la superficialidad.

No voy a seguir espoliando el libro pero les recomiendo de corazón que lo lean ya que todos tenemos varias empresas en nuestras vidas, la empresa de saber vivir, la familia, los pacientes, las instituciones, somos parte de varios engranajes que pueden verse facilitados en su funcionamiento con la lectura y reflexiones a las que Héctor nos lleva de la mano.

Preview do livro: https://heyzine.com/flip-book/ab106f7f1f.html